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Cómo actuar ante el ciberacoso o problemas en redes sociales


Los peligros de las redes sociales son cada vez más evidentes, estar preparados nos ayudará a reducir la probabilidad de tener problemas. Este texto no está realmente dirigido a nuestros hijos, sino a nosotros mismos. Ya que este aspecto se está volviendo tristemente habitual, así que hemos recopilado las mejores estrategias de actuación ante este tipo de situaciones, así como recomendaciones para evitar pasar por este tipo de situaciones. Hemos revisado un gran número de fuentes, consultado a diversos especialistas, y curiosamente TODOS coinciden en las recomendaciones y estrategias a seguir.

Proteger nuestra privacidad e intimidad

Quizá, la primera y más importante recomendación que hay que considerar es que las redes sociales, ese mundo on-line y virtual, no son distintas al mundo real, y deberíamos aplicar al mundo virtual muchas de las precauciones que, normalmente, tenemos en el mundo real. Por ejemplo, no vamos por la calle repartiendo fotografías personales a desconocidos, ni salimos con un cartel que hable sobre nosotros, donde vivimos, donde vamos de vacaciones, cual es nuestro empleo.

Otra conducta muy normal es el hecho de poner puertas blindadas en nuestros domicilios, instalar alarmas, poner rejas, en fin, una serie de medidas de seguridad para evitar que nos roben, o por lo menos, para ponerlo lo más difícil posible. Tampoco pasearíamos por determinados lugares a determinadas horas, por una cuestión de prudencia y de sentido común.

Bien, podemos aplicar ese sentido común a las redes sociales también. Es una buena idea dedicar un tiempo a revisar las configuraciones de privacidad, todas las redes sociales disponen de formas de proteger o al menos resguardar nuestra privacidad, o limitar el acceso a determinados contenidos. Algunas personas publican muchos detalles de su vida, empleos, horarios, cuando van y vienen de vacaciones, donde estudian sus hijos, fotos de todos, incluso se da información de terceras personas. Bien, en determinados lugares esto no tendrá mayor relevancia, pero si por ejemplo vives en un país donde el secuestro y la violencia están a la orden del día, es una buena idea no dar esa información. Los delincuentes y gente de mala calaña, se van a alimentar de la información que nosotros ponemos a su disposición.

Si en nuestra casa ponemos alarmas y puertas blindadas, quizá sea también una buena idea aplicar el mismo principio a nuestra difusión en redes sociales. No es necesario ser rico para ser objetivo de un secuestro (Sea este en modalidad exprés o tradicional), en México (Por poner solo un ejemplo de inseguridad) te pueden secuestrar y reclamar solo 100 euros, de hecho es más seguro secuestrar a pobres que a ricos, los ricos usan escoltas armados y vehículos blindados. Recuerden, usen el sentido común, prudencia, y si desean compartir sus experiencias con sus amigos y viven en entornos peligrosos, pueden quedar en su casa de forma real o compartir mediante vías privadas, evitando exponerse de forma abierta.

Diferenciando lo legal de lo ilegal

El “anonimato” de las redes sociales hace que se traspasen muchas barreras, algunas solo son barreras de la educación o del buen gusto, pero muchas de esas barreras constituyen también delitos.

Básicamente nos envalentonamos ya que al no tener al otro enfrente pues todo parece más fácil, pensamos que el insulto sale gratis.

Otro de los problemas que nos encontramos es la transnacionalidad, es decir, hay gente de muchos países confluyendo en un solo punto, cada uno desde su propia ciudad.

Pero a pesar de todo, las leyes siguen existiendo. Debemos tener claro que NO somos anónimos. Incluso si borramos todo nuestro perfil de Facebook (Por ejemplo), toda nuestra información sigue almacenada durante un mínimo de cinco años, con absolutamente todos los datos de acceso (Dirección IP, dispositivo de acceso, navegador, hora, etc., incluyendo todo lo que vimos), todas las cosas que publicamos y luego borramos, es decir, no es visible, pero si puede ser solicitado a Facebook por vía judicial.

Entendiendo el marco real que hay en lo virtual

Se estima que el 1% de la población mundial son psicópatas, eso según los datos de la OMS, aunque muchos especialistas elevan este porcentaje incluso al 2%. La probabilidad de topar con uno de ellos en Internet varía también en función de nuestra actividad. A más activos seamos en redes, y más seguidores tengamos, mayor probabilidad de tener algunos entre nuestros seguidores, o incluso de toparnos con ellos “virtualmente”. Y si a eso le sumamos sociópatas, psicóticos y otros perfiles de personas con alteraciones de la personalidad, pues realmente el peligro está ahí.

Hay un efecto curioso que se da en redes sociales y que ha generado mucho interés entre sociólogos y psicólogos y que están relacionados tanto con el sesgo cognitivo como con la disonancia cognitiva, y es algo que es fácil ver. Por ejemplo, si en un lugar determinado aparece un pedófilo que se dedica a realizar fotografías de niños para su solaz personal, y la población es consciente de que este tipo está ahí, lo más probable es que escondan a sus hijos y salgan a armar barullo ante la policía, para que se lleven a ese tipo bien lejos. Si por el contrario, esto sucede en redes sociales, donde avisas de que un pedófilo va a usar las fotografías que tú publicas libremente en Internet, sucede el efecto contrario, actuamos de forma opuesta ante situaciones muy similares. El navegante se puede sentir juzgado, cuando en realidad le están avisando del peligro. En vez de aplicar medidas de protección, pues pones más fotografías, como forma de rebeldía. Y pensamos que somos más valientes, sobre todo, porque aún no nos ha pasado a nosotros y pensamos que estamos ejerciendo nuestra libertad y que el malo es quien usa de forma inadecuada las imágenes. Cosa que es cierta, el malo es el otro, pero nunca debemos olvidar los principios de prudencia, ya que nos pueden evitar disgustos.

Esta forma de conducta defensiva solo la tiene -como es lógico- quien habitualmente publica imágenes y actividades de su vida en redes sociales, ya que siente que se realiza un juicio directo con culpa incluida. Y por tanto, traslada el juicio y la culpa a quien avisa y al “criminal o delincuente real”, exonerándose de toda culpa. Es como si dejamos nuestro vehículo con las puertas abiertas, y ponemos material valioso a la vista, y lo dejamos descuidado. Si alguien nos roba, lógicamente el culpable será quien nos robó, pero nuestra candidez y extrema confianza en la bondad humana se lo puso bien fácil. La idea es no ponérselo fácil a estas gente de mal vivir, pero a la vez, ejerciendo nuestra libertad. Pero podemos ejercer nuestra liberta de forma plena y contender a la vez con la prudencia y el buen juicio. Tener puertas en casa no limita nuestra libertad.

No es una buena idea enfrentarnos a personas con perfiles poco claros, que no sean identificables, no sabes quién o quiénes pueden estar detrás de ese perfil. Si no lo tienes claro, pero crees que está haciendo algo mal, lee las recomendaciones de cómo actuar.

En ocasiones, personas que tienen muchos seguidores e influencia en redes, han denunciado públicamente a perfiles (de esos poco identificables) y les han dicho cuatro cosas bien dichas y con toda la razón del mundo. Hay cierta sensación de poder, que pensamos que nos dan las cifras de seguidores, el problema es que a quien le hemos podido decir esas cuatro cosas bien dichas, quizá sea un psicópata, con elevados conocimientos de informática, y te puede liar tremendo problema en cuestión de minutos. No es lo mismo el hacerlo con el político, periodista, cómico, o personaje público de turno, que contra alguien “misterioso”. Esto ha sucedido muchas más veces de lo que podamos pensar, es algo -tristemente- habitual.

Ante perfiles sospechosos y actividades sospechosas, prudencia, sentido común y acudan a la autoridades y/o organizaciones especializadas en la materia, informe con todo lujo de detalles y ellos actuarán.

¿Cómo actuar?

Si por algún motivo nos vemos involucrados en una situación de este tipo, ya sea porque nos acosan, alteran nuestras fotografías o las de nuestros familiares, nos insultan, o cualquiera de las situaciones aquí descritas, las recomendaciones de actuación son las siguientes:

1. Cambie sus contraseñas y refuerce su seguridad en redes sociales, revise también la privacidad de sus contenidos. Active los sistemas de doble autenticación. No use contraseñas fáciles, y hágalo también con sus accesos a su correo electrónico. 2. Nunca responda a provocaciones, nunca les diga nada, no caiga en su trampa. Al igual que con los famosos Trolls de Internet, nunca entre a debatir ni a discutir nada. A más interactúe peor, es como echar gasolina a un fuego. No haga nada que pueda poner en alerta al presunto delincuente. 3. Guarde todas las pruebas posibles, haga capturas de pantallas, recopile enlaces, 4. Si desea que otros le apoyen, use la mensajería privada, u otras formas discretas de comunicación, de forma que bajo esa consigna, puedan ir a denunciar esos enlaces de forma masiva. 5. No se culpe, no pierda la calma, no se hunda. Es fácil que cuando nos pase algo así, nos sintamos culpables y nos hagamos las típicas preguntas de: “Si no hubiera dicho esto o aquello; Si no hubiera subido esas fotos;…”, Usted no es un psicópata, no ha hecho nada malo, no es culpable de nada, pero debe tener serenidad y calma para resolver lo antes posible. Aprendió una fea lección de la peor manera, y es que hay mucha gente mala en el mundo, pero ni usted creó a la gente mala, ni es responsable de los actos de esas personas, sí sufre las consecuencias, pero no es responsable de ellas. Le hicieron daño, actuó de manera firme, y ya está, rasgarse las vestiduras y autoculparse no le va a servir de nada. 6. Procure recuperar la calma y la estabilidad lo antes posible, no se deje llevar por paranoias, ni limite su vida a consecuencia de un incidente así, eso hará ganador al malo. Si le resulta muy difícil recuperarse, pida ayuda, eso no lo convierte en más débil, sino todo lo contrario. Ponga punto y final lo antes posible a este tipo de situaciones.

Conclusiones

Hemos visto que hay mucha gente peligrosa por ahí suelta. Es importante que podamos actuar de forma que no veamos nuestra vida limitada por el miedo, pero que tampoco actuemos de manera desafiante. Normalmente en el punto medio solemos encontrar el equilibrio.

Sean cuidadosos con las cosas que comparten, y si viven en lugares peligrosos, extremen la prudencia. Compartir es una forma bonita también de concienciar, pero nunca olvidemos realizar siempre esa pequeña reflexión previa a la publicación de nuestra vida privada, es gratis, nos lleva un instante, y nos ayuda a contender con las realidades de forma serena. Tampoco hay que volverse paranoicos, o cada vez que queramos publicar algo realizar un juicio privado sobre las consideraciones y efectos de nuestra acción, usen el sentido común, es así de simple.

Si tienen un blog, hay muchos recursos gratuitos -y de pago- con fotos de banco de imágenes, que dado que no son personas “identificables”, se convierten en seres anónimos. Puede usar esos bancos de imágenes para ilustrar sus post, es lo que hacen casi todos los medios de comunicación. Si usa fotos personales, que no sean muy grandes (Con baja resolución), o incluso puede darles un pequeño toquecillo, ponga también una marca de agua, así de paso evitará que alguien la use en algún cartel o a saber qué.

Recuerden, buen juicio, sentido común, serenidad, esas son las cosas que nos ayudarán a mantener nuestra libertad y seguridad en unos niveles más que aceptables. Nadie está exento de que le suceda algo así, pero si podemos aplicar medidas preventivas nos será más fácil minimizar riesgos y efectos.

Fuente:

Artículo extraído del portal www.autismodiario.com.ar

Escrito por: Daniel Comin

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