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La importancia de los hitos del desarrollo en la etapa escolar


Muchos padres se sienten orgullosos cuando su bebé camina antes de lo esperado pero no conocen que omitir ciertos patrones al desarrollarse es de suma importancia. En este sentido, algunos padres sienten temor al colocar a sus hijos en el piso por el tema de las “bacterias” y sin querer los limitan a que interactúe con los objetos que le rodean o que explore con su propio cuerpo.

Los Hitos del desarrollo se han presentado como medio principal para satisfacer las necesidades vitales, así como desarrollar habilidades adaptativas y de defensa. Por tal motivo es importante que los padres sigan paso a paso los estadios del desarrollo temprano para brindarle un adecuado desenvolvimiento en la etapa escolar.

A continuación se explica brevemente los patrones esenciales, que conlleva al infante a movimientos específicos durante la escolaridad:

0 a 3 meses: en posición boca abajo, el bebe libera sus fosas nasales para respirar, después comienza a levantar su cabeza con apoyo de sus antebrazos hasta llegar a un control cefálico, descargando peso en la parte superior del tronco. Esta etapa contribuye a fortalecer el cuello, beneficiando el seguimiento visual que es importante para el barrido de la información durante la lectura, realizar transferencia de información de pizarra a cuaderno y para aquellas actividades visomotoras como unir puntos, imitar figuras, armar rompecabezas, etc.

3 a 4 meses: durante este período el bebé comienza a rolar (dar vueltas), inicialmente de boca arriba a boca abajo y seguidamente de boca abajo a boca arriba, promoviendo el control de tronco, equilibrio y seguridad de su propio cuerpo. Esto es importante para mantener la posición sedente (sentado) durante la jornada escolar, mantener la atención dentro del aula y facilitar movimientos fluidos ante las actividades de educación física y deporte.

4 a 6 meses: el bebé comienza arrastrarse sin levantar el abdomen (como soldadito), contribuyendo la integración bilateral (habilidad para utilizar los dos lados del cuerpo en actos motores coordinados además de la habilidad para cruzar la línea media), disociar la cintura escapular y pélvica y consolidar el campo visual, conllevándolo posteriormente a atarse los cordones de los zapatos, dominar los cubiertos, recortar sobre diferentes tipos de líneas con buena coordinación, colorear, escribir, etc.

6 a 8 meses: inicialmente se mantiene sentado con apoyo y seguidamente adopta esta posición de manera independiente, brindándole reacciones de defensas, control postural y fortalecimiento del tronco, contribuyendo en los ajustes posturales ante los cambios de posición, mantener un nivel de alerta óptimo, escritura legible, etc.

8 a 9 meses: realiza el gateo, fase importante para el desarrollo de los ligamentos y musculatura, ubicación espacial y control de hombros, lo cual se relaciona con una posterior escritura de trazos homogéneos y fluidos, adecuado manejo de los instrumentos escolares, ubicación gráfica, etc.

10 a 18 meses: el bebé se pone de pie con apoyo, luego lo ejecuta de forma independiente hasta alcanzar caminar, favoreciendo la interacción social, el juego y realizar actividades extracurriculares de manera coordinada.

Durante los tres primeros años: el niño comienza a descubrirse, lo que permite delimitar su cuerpo en relación a las personas y los objetos, conllevándolo a asociar informaciones cinestésicas y visuales que obtiene de su experiencia; impulsándolo a una adecuada motricidad generalizada, como lo son las adquisiciones posturales, desarrollo de la coordinación dinámica, disociación de los segmentos corporales, coordinación visomotriz y motricidad fina.

Entre los 3 y 6 años: el niño comienza a afinar la percepción, inicialmente del propio cuerpo tanto en sus partes como en su globalidad, sirviéndole de referencia y orientación para situarse en las relaciones de su cuerpo con todo lo que le rodea, la predominancia esta casi establecida e inicia el proceso de lateralidad. Este período es vital para fomentar un óptimo desenvolvimiento en el área de cálculo, lecto-escritura y juegos que requieran coordinación, velocidad, ritmo y precisión.

El logro de cada uno de estos hitos del desarrollo garantiza un adecuado crecimiento y el posterior alcance de las metas escolares. Por el contrario, desestimar su importancia generará debilidades al momento de iniciar nuevos aprendizajes.

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